viernes, 26 de diciembre de 2014

San Esteban, protodiácono y protomártir

Como hoy es un día grande para los diáconos, nos hemos permitido el tomar prestada una biografía de san Esteban realizada con acierto por Antonio Barrero, de la web www.preguntasantoral.es. Agradecemos a él y a su equipo el permiso para la transcripción de dicho artículo.


Las primeras noticias que tenemos de San Esteban provienen de los Hechos de los Apóstoles pero existen otros textos antiguos bastante posteriores al siglo I en los que sobre todo se habla del descubrimiento de sus reliquias y que son muy útiles para explicar las razones por las cuales San Esteban ha sido muy venerado desde los primeros siglos por toda la Cristiandad.



Iglesia de san Esteban protomártir, parroquia del
barrio burgalés de Villafría
La primera vez que se habla de San Esteban es en (Hechos, 6, 5): “Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquia” y esta elección fue consecuencia del malestar y de las protestas de los griegos contra los hebreos porque sus viudas eran desatendidas en aquella incipiente comunidad de Jerusalén, por lo que los apóstoles tuvieron que elegir a siete diáconos que les ayudaran en estos menesteres sociales.


De este texto podemos deducir que Esteban era ya muy conocido y valorado (hombre lleno de fe y de Espíritu Santo) en aquella primitiva comunidad. Hay quienes manifiestan que pertenecía al grupo de los setenta y dos discípulos que acompañaban al Maestro, pero esto no se puede afirmar completamente; lo que si se puede decir es que tenía muy buena reputación. Sigue diciendo San Lucas que “Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y señales” (Hechos, 6, 8), pero que “Se levantaron algunos de la sinagoga de los Libertos, de Cirene y de Alejandría y otros de Cilicia y Asia, y se pusieron a disputar con Esteban; pero como no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba, entonces sobornaron a unos hombres para que dijeran: Nosotros hemos oído a éste pronunciar blasfemias contra Moisés y contra Dios” (Hechos, 6, 9-11).



De este texto se puede deducir que su apostolado no era meramente asistencial, sino que además, entre los judíos de la diáspora suscitaba animadas discusiones provocando el debate. Y el hecho de que lo acusen injustamente de blasfemar contra Moisés, nos da a entender que principalmente predicaba la visión que tenía de la misión salvadora universal de Cristo, salvación que sobrepasaba a la Ley y los profetas, que superaba la mera visión localista que tenían los judíos convertidos.

Por eso, es acusado de dos crímenes: rechazar la Ley de Moisés y despreciar el Templo. San Lucas, en el capítulo 7 de los Hechos narra el largo discurso de Esteban ante el Sanedrín: la historia de la salvación, que empieza por Abrahán y los patriarcas, continúa por Moisés y David y que finalmente, lleva a Cristo a quién ellos traicionaron y asesinaron (aconsejo leer el capítulo 7 entero).


La reacción contra esta reprimenda de Esteban fue furiosa sobre todo cuando proclamó su fe en Cristo: “Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió” (Lucas, 7, 57-60).

Según muchos exegetas, esta condena no tiene lo más mínimo de legalidad. Es originada por el furor del Sanedrín, por la violencia que entre ellos provocó la profesión de fe de Esteban. Esteban proclama la divinidad de Cristo y es por esto por lo que es el primer mártir, el primer testigo que paga con su propia sangre, la fe que profesa a Jesús.La manera en que San Lucas narra los últimos momentos de San Esteban es muy elocuente: “Señor Jesús, recibe mi espíritu” y “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”.


El evangelista Lucas no precisa el lugar del martirio, solo dice que fue “fuera de la ciudad”. Está basada en documentos muy posteriores, la creencia de que el lugar del martirio estaba en la parte Norte de la ciudad, una zona llena de piedras, lejana a la zona bajo el control de la guardia romana. Tampoco dice San Lucas donde fue sepultado; solo dice: “Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él” (Hechos, 8, 2).

Iglesia de san Esteban, Museo del retablo,
en pleno centro de Burgos
Si releemos el artículo publicado el día 16 de marzo, titulado ¿A qué edad murió Cristo? y aceptamos que pudo ser el año 30 de nuestra era, Esteban debió ser martirizado el año 31 o 32, en un día muy cercano a la fiesta de los Tabernáculos, pues según nos dice San Lucas, había en Jerusalén muchos forasteros (Hechos, 7,9). Y esto es todo lo que se sabe de la vida y muerte de San Esteban, diácono y primer mártir de la Cristiandad, aunque bien es verdad que hay una “passio” legendaria de la que diremos algo.


En el siglo X se encontró un códice en el Monte Athos en el que se escribía, en lengua georgiana, sobre el martirio de San Esteban. De él existen versiones en diversas lenguas eslavas y en griego. Según este relato, San Esteban nació dos años después de la Ascensión en un tiempo en el que muchos sabios de Etiopía, Tebaida, Mauritania y Babilonia discutían acaloradamente sobre el nacimiento virginal de Cristo, sobre sus milagros y su Resurrección. Esteban tomó partido y sus adversarios lo llevaron ante Pilatos para que lo condenase, pero Pilatos les reprochó su terquedad defendiendo a Esteban. El mismo Pilatos, con su mujer e hijos se habían convertido al cristianismo.

Esteban fue llevado entonces ante Caifás, quién lo hizo azotar y durante tres días y tres noches hizo que Esteban debatiera con ellos sobre esos temas. Ni siquiera Saulo (San Pablo), logró rebatirlo por lo que se suscitó una violenta reacción, que fue frenada por Gamaliel, que era miembro del Sanedrín y que previamente se había convertido, quién sin embargo no pudo evitar que Esteban fuese torturado.Seguidamente lo condujeron ante el escriba Alejandro y posteriormente ante el tetrarca Antipas.


La noche anterior al último juicio, un ángel anunció a Esteban su inminente martirio y lo confortó y en ese juicio, que aun fue más violento que los anteriores, fue Saulo quién insistentemente solicitó su lapidación. Esto ocurrió delante de Pilatos y familiares, Nicodemos, Gamaliel y su hijo Abibo. Posteriormente el mismo Nicodemos y Abibo serían también martirizados por haber intentado sepultar a Esteban pues sus enemigos pretendían que fuera devorado por las fieras. Entonces fue Pilatos quién lo sepultó en su tumba familiar y desde allí, milagrosamente su cuerpo fue trasladado a Kefar-Gamla. Otra versión dice que este traslado lo hizo Gamaliel con el consentimiento de los apóstoles.


Como puede verse esta “passio” está llena de ocurrencias a cual más inverosímil e incluso esperpéntica y no se acomoda en absoluto a lo escrito por San Lucas en los Hechos de los Apóstoles, siendo un relato inventado por un monje que vivió entre los siglos V-VI.


Las reliquias de San Esteban se encontraron en el año 415, hecho que contribuyó a incrementar el culto al santo. Parece asombroso que se perdiera el rastro del sepulcro de uno de los mártires más venerados de la antigüedad, pero así fue, aunque esto puede explicarse por el hecho de que el culto a los mártires en sus sepulcros no se inició hasta el siglo II, siendo en el siglo IV donde alcanzó su apogeo. Puede también explicarse este “abandono” por el hecho de que los emperadores Tito (en el año 70) y Adriano (en el año 135) arrasaron Palestina y muy especialmente, Jerusalén.


Es un sacerdote llamado Luciano de Kefar-Gamla quién relata en griego este descubrimiento, relato que casi inmediatamente fue traducido al latín por Avito de Braga, al siríaco, copto, árabe y otras lenguas. Todo esto contribuyó a que por toda la Cristiandad “se corriera la noticia como la pólvora”
Según nos cuenta Luciano, durante tres días, en el mes de diciembre del año 415 se le apareció en sueños Gamaliel, quién le aseguró que San Esteban estaba sepultado en aquella localidad porque quién allí lo había sepultado era él mismo. También le indicó que en el mismo sepulcro había puesto los cuerpos de su hijo Abibo, de Nicodemos, quienes, por temor al Sanedrín, se habían refugiado en su casa antes de morir y aun el suyo propio; o sea: en el mismo sepulcro estaban Esteban, Gamaliel, Abibo y Nicodemos.


Luciano contó esto al obispo Juan de Jerusalén. Excavaron, encontraron la piedra sepulcral donde estaban anotados en griego los nombres de los cuatro, identificaron las reliquias e inmediatamente ocurrieron grandes prodigios!!! (yo, la verdad, no se cómo pudieron distinguir los restos de uno de los restos de los otros tres).

Interior de la Iglesia de san Esteban,
museo del Retablo (Burgos)
Luciano dice que él se quedó con una parte de los huesos, que posteriormente distribuyó entre algunos amigos, y que la porción mayor de las reliquias se trasladaron a Jerusalén, a la iglesia de Sión, el día 26 de diciembre del año 415.


Juvenal, obispo de Jerusalén mandó construir una basílica en el presunto lugar donde se produjo la lapidación del santo y esta basílica, fue solemnemente inaugurada por San Cirilo, patriarca de Alejandría, en el año 439. La emperatriz Eudocia, que vivía en aquella época, edificó una basílica aun más grandiosa y un monasterio, los cuales fueron destruidos por los persas en el siglo VII.

Demos por auténticos estos restos de San Esteban, pero si el descubrimiento de las reliquias se hubiese realizado en el día de hoy, ¿los hubiéramos dado por buenos, estando mezclados con otros, sin hacerles ningún tipo de pruebas? En el fondo, ¿qué quiero decir con esto? Que dudas razonables las hay, máxime cuando sabemos que si se juntasen todas las reliquias que del santo existen repartidas por toda la cristiandad, tendríamos varios esqueletos. Un simple ejemplo: hay un cráneo completo en el monasterio Vatopedi del Monte Athos (se reproduce una foto), otro también completo en Dubrovnik (Croacia) y algún otro más; algo parecido a lo que ocurre con San Juan Bautista (ver artículo del 26 de junio) y con algún que otro santo de la antigüedad.


Que yo sepa, existen reliquias insignes de San Esteban en: Roma (Italia), Venecia (Italia), Nea Ionia (Grecia), Sens (Francia), Gimel (Francia), al-Fayum (Egipto), Viena (Austria), Waha (Bélgica), Monte Athos (Grecia), Putignano (Italia), Dignano (Croacia), Wegier (Polonia), Bega (Barcelona-España), Zagreb (Croacia), Huy (Bélgica), Kiev (Ucrania), Maastricht (Holanda), Dubrovnik (Croacia), Court St. Etienne (Bélgica), Limoges (Francia), Auxerre (Francia), etc., etc.

Además, hay casi una decena de iglesias que presumen de tener relicarios de la sangre del mártir!!! A mi me vais a permitir que dude de la autenticidad de estas reliquias porque ¿quién y cuando recogió la sangre del mártir? Y el colmo: en Ancona (Italia) se veneran algunas de las piedras utilizadas durante la lapidación.


Como he mencionado antes, el culto es antiquísimo. El mismo San Lucas dice: “Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él” (Hechos, 8, 2). Esto se hacía en Palestina para conmemorar especialmente a los difuntos más distinguidos, más queridos y venerados, por lo que podemos deducir que ya esto, en si mismo, fue una primera veneración al santo. El mismo San Pablo, que fue testigo de su muerte, años más tarde dice que “fue testimonio de Cristo” (Hechos, 22, 20).San Agustín llega a decir que el mismo hecho de que su martirio esté contado en un Libro Sagrado, contribuyó a que desde los comienzos de la Iglesia, su memoria estuviese en la mente de todos.


En Oriente, en el siglo IV, varios Padres de la Iglesia escriben sobre él: San Gregorio de Nissa, San Basilio de Seleucia, San Asterio de Amasea y otros y destaquemos que estos sermones escritos por estos santos son anteriores a la fecha del descubrimiento de las reliquias, luego es seguro que ya con anterioridad a este hecho el Santo era venerado, aunque el descubrimiento de las reliquias incrementase aun más su culto. Ya desde el siglo V, el Martirologio Siríaco conmemora su fiesta el día 26 de diciembre y la Iglesia de Constantinopla lo conmemoraba un día después.


Esta fecha no conmemora el día del martirio sencillamente porque no se sabe, sino que quieren solemnizar la festividad de este primer mártir cristiano poniéndola lo más cerca posible del día en el que conmemoramos en nacimiento de nuestro Salvador. De hecho, San Gregorio de Nissa nos recuerda cuales eran las fiestas celebradas alrededor de la Navidad: Santos Pedro y Pablo, Santos Juan y Santiago, San Esteban,…; cabe destacar sin embargo, que la “Depositio martyrum” del año 354 no menciona esta festividad.

Como he dicho anteriormente, el descubrimiento de las reliquias es lo que hace florecer el culto principalmente, máxime cuando el propio Luciano dice que él repartió parte de ellas entre sus amigos; una de ellas se la regaló a Orosio, obispo de Menorca, en Hispania!!!. De hecho, como hemos visto antes, las hay por todos los países cristianos tanto de Oriente como de Occidente.


Se multiplicaron las fiestas litúrgicas conmemorando traslados de las reliquias de un sitio a otro y se le dedicaron multitud de iglesias, monasterios y abadías.

Recordemos en este momento un curioso relato que habla del traslado de las reliquias de San Esteban: Un mujer de Constantinopla, llamada Juliana, había sepultado en Jerusalén, a su esposo llamado Alejandro, junto al sepulcro de San Esteban. Realizó diversas gestiones y consiguió que le permitieran trasladar el cuerpo de su marido desde Jerusalén a Constantinopla; conseguido el permiso, consiguió engañar a todos y en el ataúd que debiera llevar el cuerpo de su esposo, escondió el del santo y así trasladó el cuerpo a Constantinopla!!!.

Imagen de san Esteban. Iglesia
de san Esteban protomártir.
Villafría, Burgos
Una vez que el cuerpo estuvo en la Ciudad Imperial, Pulqueria, hermana de Teodosio II, se dedicó a regalar parte del cuerpo a diversas personas relevantes de la Corte, devolviéndose algunas a la propia Jerusalén. Parte de ellas volvieron a Occidente en el siglo XIII durante la Cuarta Cruzada.


Además de la fiesta del día 26 de diciembre, a partir del siglo X se empezó a celebrar otra fiesta sobre el descubrimiento del cuerpo: el día 2 de agosto!!!, fiesta que como es natural, ha sido una de las suprimidas del siglo pasado. ¿Y por qué? Porque está clarísimo que fue una confusión con la festividad del Papa San Esteban I que es precisamente ese día; ya dijimos que Luciano cuando habla de la invención, lo hace en diciembre. Pero sobre este tema de fechas, siguen las discusiones entre los hagiógrafos en las que no es necesario entrar aquí.Las Iglesias caldea y copta lo conmemoran el día 8 de enero, pero hay que tener en cuenta que estas iglesias el día anterior conmemoran la Navidad.


En la Edad Media existían en Roma diversas iglesias dedicadas al santo diácono protomártir, la más famosa, Santo Stefano Rotondo sul Monte Celio, erigida por el Papa San Simplicio en el siglo V. Existe otro relato que dice que a finales del siglo VI, durante el pontificado de San Pelagio II se llevaron reliquias desde Constantinopla hasta Roma, siendo estas reliquias las que reposan en la cripta existente bajo el altar de la Basílica de San Lorenzo fuori le Mura, junto con las reliquias del santo diácono hispano.


Sobre la abundante iconografía de San Esteban prefiero no hablar porque además de alargar en exceso el artículo, no soy yo la persona más apropiada.

Para preparar este artículo, además de utilizar el Nuevo Testamento, las Cartas de Luciano y los datos propios de mi archivo, principalmente me he basado en los trabajos de Monseñor Gian Domenico Gordini, profesor de Historia Eclesiástica del Pontificio.

Antonio Barrero

Enlace con el artículo fuente original www.preguntasantoral.es aquí

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